Ya estamos en junio, el calor va apretando y a menudo las calles llegan a ser sitios hostiles. Pero Ronda conserva la esencia árabe, una cultura muy acostumbrada al calor y que sabían muy bien como combatirlo. He decidido hacer una serie de entradas que nos va a acercar a los lugares más frescos de Ronda, o en resumidas cuentas, los lugares donde te gustaría estar cuando el termómetro amenace con explotar.
El Palacio de Mondragón
El Palacio de Mondragón, conocido también como Palacio del Marqués de Villasierra, constituye un magnifico bien arquitectónico, sin duda el monumento civil más significativo de Ronda
Dice la leyenda que fue residencia del gran rey Abbel Malik o Abomelic, hijo del sultán de Marruecos Abul Asan. A los pocos años de la muerte de Abomelic, el reino de Ronda pasó a depender del de Granada, sabiendo que el último gobernador musulmán Hamet el Zegrí también residió en este palacio.
Resulta difícil, sin una exploración arqueológica, determinar cómo sería este palacio en fase musulmana, aunque se puede asegurar que se organizaría alrededor del patio más cercano al tajo, con el actual jardín incorporado, no existiendo, desde luego, la actual crujía de la fachada.
En época cristiana es cuando se realizaron las obras más importantes del palacio. Es de ésta época el patio más cercano al Tajo por el que se accede al jardín. Es un patio muy original con triple arquería baja en tres de sus lados, a partir de arcos de medio punto primorosamente aparejados en ladrillo raspado sobre columna de mármol con basa capitel y ábaco. Una fina moldura labrada en ladrillo saliente del paramento recuadra los arcos a modo de alfiz, creando una franja horizontal continua, tangente al trazado de los arcos.
La cornisa también se organiza basándose en ladrillo moldurado dejando una faja lisa entre la cornisa y la franja que trasdosa los arcos, la cual se decora con riquísima azulejería. Igualmente se decoran los triángulos curvilíneos que se forman entre el tracdos de los arcos y el recuadro molturado que los envuelve con círculos de clara vocación renacentista.
El segundo patio es de estilo tardo gótico, portado con columnas de piedra y capiteles reutilizados que soportan zapatas de madera de acceso a la planta intermedia donde se encuentran las diversas salas del Museo.
El patio de entrada es primoroso, con galería en dos de sus testeros, con arcos de medio punto, alquitrabe, friso decorado con triglifos, metopas y cornisas. Todo ello magníficamente labrado en ladrillo, sobre columnas con basa y capitel corintio renacentista de gran calidad. Muy parecido a este patio, se construye uno en Sevilla en el desaparecido Patio de Levies y que actualmente se encuentra montado como galería en los Reales Alcázares.
En el siglo XVIII se construyó el cuerpo exterior de fachada, con importante sillería y portada con doble orden de columnas marcadas sobre pedestal dórico el bajo y jónico apilastrado el alto, coronándose la organización con un frontón curvo que se rompe en el centro para alojar un tercer orden decorativo con columnas corintias apareadas. Todo este cuerpo dieciochesco se ocupa en planta baja con el apeadero y las antiguas cuadras.